Huinay

"El cine al final del dia
es un asunto de amigos y de sueños,
y estos dos elementos se dieron cita
en el rodaje de Huinay".

De esta sencilla manera Patricio Schmidt ( http://patricioschmidt.blogspot.com)
presenta este mágico cortometraje de 4 minutos de duración rodado en el altiplano de los Andes Chilenos por un equipo de profesionales del cine que, luego de terminar un trabajo publicitario en la zona, decidieron subir hasta la frontera con Bolivia y dejar el testimonio potente y sutil de la ceremonia del tiempo convocando los ciclos.

"Amado Agustin, cuando leas esto ya no estaré aquí.
TE LIBERO Y TE PERDONO.
Entrégame a la Pachamama para que vuelva a nacer a tu lado.
A aquel lugar donde fuimos felices."

Este texto es el único de todo el cortometraje y es la puerta hacia este viaje de despedida del amor compartido que se fusiona con la naturaleza original para continuar su viaje.

La mirada sobre la muerte es profunda y trascendente, se extiende en las tradiciones, descansa sobre la religiosidad popular, protege los ritos, bendice los gestos, y logra capturar la esperanza que anida en los finales que giran sobre sí mismos para recomenzar infinitamente.

La niña se llama Erika, la encontraron en un pueblo cercano a Isluga, Enquelga, posee una mirada sabia en la pequeñez de su tamaño. Tiene una dulzura que aporta y enternece en cada gesto. El protagonista masculino, Agustin, tímido y reservado, habla con sus gestos mudos. No es actor, simplemente un habitante de Isluga que, cuenta Patricio, llevaba algo como una tristeza guardada muy dentro entregada por completo en estos dos días de rodaje.

El resultado es tan intensamente conmovedor que dejo aquí este regalo del alma para que lo disfruten. Cuatro minutos. A solas, con la finitud del instante perecedero que es nuestra propia vida.


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